domingo, 23 de noviembre de 2008

LAS CRÓNICAS

La crónica como género periodístico es un espacio ligado al tejido social, a la historia, el cual tanto el cronista a través de sus personajes describe detalle a detalle los lugares, los espacios, los personajes, el estado de ánimo; y busca a través del tiempo un viaje infinito y distinto al de los otros géneros, permitiendo, además dilucidar el pensamiento del propio del escritor. Además la crónica un género ligado al tiempo permite vincular la literatura por medio del periodismo “la crónica ofrece un tono distinto al personaje. El manejo del tiempo suele ser más lineal y la crónica a menudo involucra al periodista o incluye sus comentarios sobre la situación” (Samper 2004:19)

LA PROFE, ENTRE EL PASADO Y EL PRESENTE

La “profe” como le dirían muchos de sus alumnos en la actualidad a Nelly Gómez, una jubilada y llena de vitalidad, ni se acuerda de los rostros de sus estudiantes, pero permanece la imagen latente de las enseñanzas que a través del tiempo inculcó, ya que 34 años entregados al servicio del Magisterio no sólo representaron alegrías y triunfos; también aprendizajes y crecimiento personal. No para de contar lo bien que la pasó en su tiempo de maestra, a través de sus historias revela sus dotes de “cuenta chistes”: “yo me disfrazaba en la fiesta del niño y en el salón todo el mundo preguntando por la profesora, yo calladita, ¡pero como así que irresponsabilidad! comentaba la gente, entonces cuando ya se me enojaban me presentaba y decía: ¡yo soy la maestra! y soltaban la carcajada”. Cuando tenía 28 años se casó, y en aquella época ya era considerada una solterona; sin embargo expresa con una gran sonrisa que la edad fue la más acertada, ya que era una mujer madura y con su voz paisa comenta: “yo creo que fue un buen tiempo para pensar no muy a la loca, porque no me voy a casar por casarme”; sus ojos pequeños y que reflejan con una profunda tristeza expresan los inconvenientes en su matrimonio; su compañero tomaba mucho licor; hecho originó discordias en el hogar que, a través del tiempo, se fueron borrando, aunque las marcas dejaron cicatrices, la “Profe” al recordar esos momentos detiene su mirada hacia el cielo y permanece en un profundo silencio como si añorara los buenos momentos vividos al lado de su esposo.
La viudez
La muerte de su esposo desató un profundo dolor, pero pese a esto, no se podía quedar en ese estado y comenzó una nueva vida. Su jubilación la ayudó para conocer gran parte de Colombia, el viejo continente, y países como México y Cuba, ahora su mayor felicidad es relatar acerca de sus viajes, los cuales permanecen en el recuerdo e invitan a volar y viajar. A través de sus historias, y sus descripciones en las que resalta la Torre Eiffel que con su altura predominante y sus luces destellantes se convierte en un recuerdo imborrable, la Profe revive esos momentos inolvidables, los mares con su imponencia, los colores: “Me encantó Francia en la noche la Torre, me pareció muy lindo la isla de Capri ¡ es hermosa, sensacional verse uno en medio del mar, es tan lindo!; y me pareció muy novedoso el mar muerto, uno se mete ahí y no se hunde”.
Para la Profe los años se han convertido, no en una carga, sino en un aliciente para continuar la vida, su alegría característica vislumbra lo bien que se siente con sus años, nunca está en su casa, todos los días está de un lado a otro: “He sido una persona muy activa, me ha gustado mucho todo lo que es muy sociable, no soy capaz de vivir sola, me aterra, yo tengo que salir a la calle, cuando sea a ver vitrinas; porque a mí me aterra, después de haber trabajado toda la vida encerrarme en un apartamento a ver carritos”


El presente ligado al pasado
Son las ocho de la mañana, Nelly Gómez se prepara para ir al hogar gerontológico, su pelo blanco, como las nubes que suele mirar, contrastan con su piel trigueña, camina como si tuviera 15 años, y aunque se viste de sudadera y buzo para poder realizar los ejercicios en el hogar, no deja de sentirse bella.
Todavía existen muchos países por conocer, sentada en su silla, se aguanta las ganas para no soltar la carcajeada en plana entrevista, cuando era profesora no le quedaba tiempo si no para sus estudiantes y sus tres hijos; ahora se dedica a la pintura una actividad que siempre le gustó, pero que por múltiples obligaciones nunca lo hizo, en el hogar tiene la oportunidad, después de tener 60 años -cuando la gran mayoría de persona creen que ya murió para la vida-, la Profe comienza a pintar sobre el óleo con sus manos llenas de marcas que evidencia el paso de los años, pero que pueden sostener un pincel y dar expresiones de su imaginación, ideas, sentimientos, deseos, gustos, pinceladas de vida. “Estoy en el curso pintura al óleo, la profesora es súper querida; he hecho muchos cursos de cinta, croché, de “parchua” mejor dicho mi trasegar diario.”
Por naturaleza la mayoría de los adultos mayores son nostálgicos, los recuerdos son tan permanentes y claros, para Gómez la juventud de hoy está un poco desubicada, dedicados al desfogue, disfrute; su juventud fue un poco más pasiva, menos expresiva: “nosotros temíamos a hablar lo que sentíamos y la juventud hoy es más abierta más amplia; pero si tal vez ha perdido mucho lo que son los valores”.
Histriónica, alegre, divertida, descomplicada así se define Nelly, tras su rostro arrugado se vislumbra una mujer luchadora por sus hijos y dedicada a recordar los mejores años como maestra. Es una mujer tranquila dedicada a deleite de la vida y aprovechar lo que es para ella su mejor etapa: “muchas personas dicen que no servimos por que ya somos viejos… somos personas que aún aportamos a la sociedad y que todavía tenemos que dar”.

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A sus 80 años aún se siente viva

A sus 80 años aún se siente viva
Blanca Oliva Marín, 80 años

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